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miércoles, 17 de enero de 2018

Alcohólicos de fin de semana







Bebo para olvidar. Esta la frase; extraída de un reportaje televisivo; la pronuncia un joven que carece de biografía para tales menesteres. No es ésta, precisamente, una generación de postguerra, que haya tenido que luchar para sobrevivir, sacarle los dientes a la vida y ganarse palmo a palmo su lugar en el mundo. Quizá esta sea la raíz del problema. Se han criado entre algodones. Rodeados de caprichos y ultimas tecnología, sin hacer ningun merito para recibir todo lo que deseaban a cambio de esfuerzo. Son la generación de gratis, a la que todo le ha venido dado por unos padres a tiempo parcial, temerosos de poner fronteras, incapaces de delimitar dónde empieza y termina la libertad. Quizá la culpa sea de todos, cada vez delegando más nuestras obligaciones en la videoconsola de turno o el teléfono móvil, para que no den la brasa, en lugar de acercarnos al diálogo. Y los miembros de la generación de la comunicación, están cada vez más sólos en sus redes asociales, influenciados por la cantidad de capullos y carne de siquiatra que abundan en esos foros. Navegan sin conocimiento de sus padres, sin una guía que les diga dónde están las fronteras de la conducta, sin filtros basados en la experiencia. Tienen; por toda orientación; los comentarios y opiniones de otros personajes tan desnortados como ellos. Nunca se ha estado tan sólo teniendo tantos alrededor. Nunca tan incomunicados teniendo la aldea global al alcance de sus dedos. 

Bebo para olvidar. Tal vez. Y para sentirte aceptado por una masa anónima a la que no le importas realmente. Para formar parte de una tribu. Para sentirse mayor. Para, ni se sabe. La destrucción del hígado y las neuronas comienza cada vez a edad más temprana y el intento de ser aceptado, o de ser legal, está llevándose las células hepáticas en el intento. Cualquier forma de socialización requiere como intermediario el alcohol,  excusa para romper unas barreras que realmente no existen. Las adicciones y el desapego del entorno comienzan cuando para contestar al interlocutor, ya no levantan los ojos de la pantalla, en lugar de buscar los del otro. En unos años habremos perdido los gestos y actitudes desarrollados por la especie para intercomunicarse, ahogados en las pantallas de teléfonos y demás gadget. Los científicos dicen que en los próximos años el planeta ira subiendo la temperatura unos grados. Ignoran que los grados van a ser de alcohol. 

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