Bebo para olvidar. Esta la frase;
extraída de un reportaje televisivo; la pronuncia un joven que carece de
biografía para tales menesteres. No es ésta, precisamente, una generación de
postguerra, que haya tenido que luchar para sobrevivir, sacarle los dientes a la
vida y ganarse palmo a palmo su lugar en el mundo. Quizá esta sea la raíz del problema.
Se han criado entre algodones. Rodeados de caprichos y ultimas tecnología, sin
hacer ningun merito para recibir todo lo que deseaban a cambio de esfuerzo. Son
la generación de gratis, a la que
todo le ha venido dado por unos padres a tiempo parcial, temerosos de poner
fronteras, incapaces de delimitar dónde empieza y termina la libertad. Quizá la
culpa sea de todos, cada vez delegando más nuestras obligaciones en la
videoconsola de turno o el teléfono móvil, para que no den la brasa, en lugar
de acercarnos al diálogo. Y los miembros de la generación de la comunicación,
están cada vez más sólos en sus redes
asociales, influenciados por la cantidad de capullos y carne de siquiatra
que abundan en esos foros. Navegan sin conocimiento de sus padres, sin una guía
que les diga dónde están las fronteras de la conducta, sin filtros basados en
la experiencia. Tienen; por toda orientación; los comentarios y opiniones de
otros personajes tan desnortados como ellos. Nunca se ha estado tan sólo
teniendo tantos alrededor. Nunca tan incomunicados teniendo la aldea global al
alcance de sus dedos.
Bebo para olvidar. Tal vez. Y para sentirte aceptado por
una masa anónima a la que no le importas realmente. Para formar parte de una
tribu. Para sentirse mayor. Para, ni se sabe. La destrucción del hígado y las
neuronas comienza cada vez a edad más temprana y el intento de ser aceptado, o
de ser legal, está llevándose las células
hepáticas en el intento. Cualquier forma de socialización requiere como
intermediario el alcohol, excusa para
romper unas barreras que realmente no existen. Las adicciones y el desapego del
entorno comienzan cuando para contestar al interlocutor, ya no levantan los
ojos de la pantalla, en lugar de buscar los del otro. En unos años habremos
perdido los gestos y actitudes desarrollados por la especie para
intercomunicarse, ahogados en las pantallas de teléfonos y demás gadget. Los científicos dicen que en los próximos años el planeta ira subiendo la
temperatura unos grados. Ignoran que los grados van a ser de alcohol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.