Una gaviota sin plumas, quiso en la niebla navegar. Llegó la noche y no
supo regresar. Era los años setenta. El grupo Mocedades interpretaba (vía
Juan C. Calderón) esta canción en la controvertida película “Las Adolescentes”.
Ahora es otra la gaviota desplumada y escarnecida (aunque el autor del logo
aclara que se trata de un charrán). La gaviota pepera quiso en la niebla
navegar. Partiendo de un voto mayoritario; tras la debacle zapaterista; el
número de dislates y patochadas (con consecuencias funestas) se dibuja en cuarto
creciente, hasta conducir al ave a la perdida del plumaje. La emprendieron con
los funcionarios (cabeza de turco para todos los ejecutivos) y les sustrajeron
paga extraordinaria y los famosos “moscosos”, un timo que el ejecutivo
felipista pactó con los funcionarios ante la imposibilidad de subir el sueldo (12%)
como correspondía. Al eliminar los “moscosos” y tampoco devolver el dinero
(además de cornudo apaleado), el partido en el Gobierno pensó que proyectaba
una imagen de “buen rollito” a la ciudadanía. La primera en la frente. Sin
reposición de bajas, sin contratación de interinos, pronto se adivinó que la
medida populista, era agua de borrajas. Un artificio contable para presentar en
Bruselas.
El sendero del absurdo se abría ante un ejecutivo incapaz de escuchar
el clamor popular y de ver los que pasaba delante de sus narices. El autismo
mediático del líder, haciendo oídos sordos a las peticiones de los ciudadanos, la
reforma laboral más complaciente con los empresarios desde hace décadas, la
siniestra e involucionista “Ley Mordaza”, y un largo listado de despropósitos.
Pero el escollo más insalvable, ha sido no renovar la plantilla de su parque
jurásico. Marianico el corto y sus
muchachos, han mantenido en primera línea esperpentos como Esperanza Aguirre,
recién escapada de un libreto valleinclaniano y que podía haber protagonizado
“Tocatta y Fuga de Esperanzita”. Que falta de visión mantener en la poltrona
a “La Caloret ”,
convertida en un patético ninot
mediático. Añadamos las andanzas del ministro Wertgonzoso. ¿Que cerebro
privilegiado le concedió la cartera de Cultura? Con sus chapuzas de la Ley de Propiedad Intelectual,
la quimera denominada “Ley de Mecenazgo” o las trabas continúas a la industria
cinematográfica. De seguir este personaje gestionando estos menesteres, las
carreras universitarias se reducirán a un año lectivo y cuatro o cinco de Masters
(está claro que no tiene que pagarlos de su bolsillo). Ha pasado factura esa
querencia obsesiva por la privatización y por cargarse un sistema sanitario
modélico, en un país donde hasta el sol está privatizado. Un vistazo a los
consejos de los grandes lobbys que manipulan esta plutocracia, nos mostrará la
lista de ex-políticos (de todas las ideologías) recibiendo el pago a servicios
previos. La pérdida del plumaje de esta gaviota se ha gestado en la
prepotencia, la falta de empatía con el ciudadano, los trapicheos varios con
amiguetes y camarilla empresarial. Pero la gota que colma el vaso de la
paciencia del vecino, es ese desprecio soterrado hacia la ley, ese hacerse los
locos con los corruptos (eufemismo acuñado para designar al chorizaco patadepalo de toda
la vida), que induce a pensar en cuales serán los motivos de tanta protección. En
lugar de desligarse de modo radical y tajante de estos delincuentes. De
aquellas lluvias, vinieron estos lodos. Y a la gaviota la sorprendió con el plumaje exiguo.