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domingo, 28 de septiembre de 2014

Ébola. Héroes en la sombra



Nadie conoce sus nombres. Son personas anónimas en este vasto mundo de redes sociales y comunicación audiovisual a todas horas. Tampoco les interesan estos menesteres, a no ser para mantener contacto con sus familiares. No tienen tiempo para esto. Están por todo el mundo. En los arrabales de La India, luchando contra el analfabetismo de las castas y la miseria. En las favelas, jugándose el tipo, con un par, entre delincuencia organizada y supervivencia a toda costa. En África dónde el primer mundo imagina inmensas sabanas para hacer safaris fotográficos y hermosas selvas de cine. Ellos conocen la realidad de la vida, el día a día de aquellos que no han tenido la suerte de nacer en otra parte. Y es que al fin  y al cabo la vida de un hombre no es otra cosa que la suma de todas sus suerte. La suerte de no haber nacido mujer en un país con teocracias medievales, de no nacer paria, de no nacer marcado de por vida por la miseria y la enfermedad. Algunos acuden desde la perspectiva de sus creencias religiosas, otros desde un humanismo activo y altruista. No importan los motivos, todos son héroes cotidianos. Los que no reciben medallas de los gobiernos, ni son felicitados. Los olvidados del mundo capitalista, donde el triunfo viene de la mano del dinero o el poder, dónde se despilfarran millones en armamentos, banalidades y corrupción. Viven el dolor del día a día. La desesperanza de ver que no hay medios para salvar vidas, que unos kilómetros más allá tendrían solución, pero no se rinden, su nivel de esperanza es sobrehumano y voluntad de hierro. ¿Si nos vamos nosotros, quien se queda? Esta frase terrible, pronunciada por una joven enfermera, define la situación de parte del continente Africano, azotado por la terrible  enfermedad del Ébola. Luchan sin medios, prácticamente sin ayuda, mendigando limosna a los que gastamos en chorradas innecesarias lo que podría paliar la situación de estos enfermos. Nadie se había preocupado hasta ahora de esta enfermedad a pesar de los años que han transcurrido desde su aparición. La industria farmacéutica no estaba interesada, al fin y al cabo estaba lejos. No era cosa nuestra. Ahora cuando el fantasma apocalíptico se aproxima nos ponemos a ello, sin olvidar las posibilidades de negocio latentes. Incluso la muerte de estos valientes, toda una vida dedicada a los más débiles, queda eclipsadas por la muerte de  famosos (que también es lamentable) que han dedicado sus millones y sus vidas a curas de desintoxicación. Es triste y patético que quienes deberían estar deprimidos, rodeados de miseria y sin dinero para paliar el dolor, pasen a segundo plano y hayan vivido cada instante de su vida con plenitud. Que otros, teniendo millones para ayudar a los demás, hayan desperdiciado sus vidas entre alcohol y drogas. Que quienes se parten el alma, no tengan tiempo para deprimirse. Si nos vamos nosotros ¿Quien se queda? Terrible pregunta. Como una voz que clama en el desierto.



The Extraordinary Tale. 2013

Título original The Extraordinary Tale of the Times Table Año 2013 Duración 79 min. País  España Director José F. Ortuño ,  Lau...