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lunes, 19 de marzo de 2018

Elegía a Juan María Robles Febré


                                                     

 
Cuando conocía A Juan María Robles Febré aún me encontraba en esa edad frutal en la que el mundo es una promesa constante y llena de aventuras. Para nosotros, alumnos imberbes del Colegio Merino, aquel señor vestido de clériman gris nos pareció bastante serio y lejano. La asignatura era Literatura y cuando pensábamos que iba a comenzar a leernos algún retazo de Pío Baroja o a explicar la literatura Medieval, extrajo de su cartera un libro desconocido, pero que; en mi caso; supuso un acercamiento a algo hasta entonces nunca disfrutado: la poesía latente y directa. Porque los versos de aquel “Poema de las Dos Orillas” que Juan María nos recitaba, ya contenían todo el fuego místico, toda la pasión por el hombre y lo divino que desarrollaría en su obra posterior. Después estuve a su lado, como tantos otros, en los grupos católicos que organizó para jóvenes. Las circunstancias pusieron una larga temporada por medio y cuando volví a encontrar a Juan María, andaba metido en sus aventuras de “Cuadernos Poéticos”. Con increíble memoria me recordó las notas que me otorgaba en los trabajos literarios (todavía guardo algunas redacciones y poemas como prueba), donde siempre sacaba un diez, sin falsa modestia. 

En alguna ocasión, incluso llegó a dudar de su autoría, hasta que mi don de gentes y bonhomía (je,je), le convencieron de que todo aquello había surgido de mi cacumen. Con gracia choquera me ofreció formar parte de la colección Kilys. Fue entonces cuando descubría la labor incansable que llevaba a cabo para sacar adelante un género ciertamente esquinado para las editoriales. El trabajo y el fervor que ponía para sacar adelante la obra de otros, era tan intenso como el fuego místico de sus versos. La humana búsqueda de patrocinadores, la búsqueda de imprentas, la esgrima verbal con los aspirantes a ser publicados, no estaba reñida con su labor literaria dedicada a más altos menesteres. La obra poética de Juan María Robles ha sido analizada, seleccionada y estudiada. Poco puedo aportar, salvo este recuerdo de un poeta que consiguió crear un círculo literario estable y sirvió de plataforma a tantos, que ahora están donde están, gracias al empuje de este incansable onubense, pacense de adopción. Los que compartimos con él no solo su pasión literaria sino su vocación vital en el asilo de ancianos y los diversos grupos juveniles que coordinó, conocimos otra faceta mucho menos literaria, mucho más humana e intensa. Alguna institución debería rescatar y recopilar la obra de este clásico moderno que no está sujeta a modas ni veleidades terrenales. Su vida y su obra se funden de tal manera que son una. La literatura extremeña tiene mucho que agradecer a la iniciativa y la pasión de un hombre que vivió entre “las dos orillas”.


The Extraordinary Tale. 2013

Título original The Extraordinary Tale of the Times Table Año 2013 Duración 79 min. País  España Director José F. Ortuño ,  Lau...