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miércoles, 17 de diciembre de 2014

Niebla, la perrita

                                                        


Niebla no es pequeña, ni peluda, ni suave. No es tan blanca por fuera que parezca toda de algodón, ni parece que no tenga huesos como el Platero juanramoniano. Para ser exactos desde los parámetros humanos Niebla seria correosa, arrugada y algo decrépita. Como habrán adivinado Niebla es una perrita a la que le ha tocado en suerte vivir sinsabores y maldades, a cargo de perracos de dos patas. Según la cronología humana tendrá unos setenta años, que ella lleva con dignidad y orgullo admirables, derrochando la energía y actividad de un cachorro, o de quien comienza a vivir cada día. Y es que  a ella debe de parecerle que ha nacido de nuevo. Encerrada durante años en un criadero, multípara y mal cuidada, con el único objetivo de dar dinero al cuatrero que la tenía encerrada. Cuando ya dejó de serle útil, el verraco la abandonó a su suerte, sin haber recibido una sola caricia en su perra vida. Por suerte para ella, fue encontrada por una persona (no todos los que caminan sobre dos piernas pueden definirse como tales) y después, adoptada por alguien que le regaló todo el cariño que hasta entonces no había tenido. Tiene esa mirada noble de quienes no saben guardar rencor, aunque imagino que ni siquiera tendrá recuerdos del cenutrio que la tuvo encerrada, y aprende a jugar como un cachorro. De hecho es capaz de agotar a los cachorros en el juego. Es como si aspirase a quemar etapas. A pesar de sus anteriores vivencias, se acerca trotando a todos los humanos. Coloca su cabeza patricia de Golden Retriever en las rodillas, solicitando; no mendigando; una caricia o un achuchón. Habitan en sus ojos la dignidad y la fidelidad de que carecen algunos sujetos bípedos. Es tierna y coscona, de ojos melancólicos, pero sobre todo es agradecida. Conoce la medida de las cosas y sabe devolver incondicionalmente lo que recibe. No es difícil encontrarla panza arriba, ofreciendo la barriguita para ser acariciada, o trotando anacrónicamente con cachorros a los que duplica en años, y cuadruplica en peso, pero que no consiguen acabar con sus ambiciones de juego. Así son sus ganas de vivir, su incapacidad para el resentimiento, su agradecimiento de lo que obtiene en ese instante. Ella ignora que algunos  de esos sicópatas de dos patas cuelgan a los galgos cuando ya no los necesitan, sin que les afecte la mirada de incomprensión de quienes les seguían como dioses, cuando no  son más que defecaciones humanas. Ya no tiene memoria del maltrato y el sufrimiento pasados en manos de desaprensivos y miserables, chusma de la peor calaña. Navega contracorriente. Trota contra reloj. Lucha con el tiempo, como si intuyera que este le va a pasar factura. Y lo hace regalando fidelidad y nobleza. Cualidades que no aprendió de los humanos con los que tuvo la desgracia de tratar. Algún día se irá al cielo, o adonde vayan los perritos buenos, pero lo hará feliz, sabiendo que en este puñetero mundo, alguien le dio una oportunidad de devolver la lealtad y generosidad de que son capaces estos amigos de cuatro patas. Palabras que desgraciadamente ignoran los miembros defectuosos de nuestra especie. Niebla nos da una lección de vida cada día. Carpe Diem, parece decirnos. Aprovecha el instante, ya que es irrepetible. Si en el mundo hubiera más perros y menos perracos, todo fluiría mucho mejor. Ustedes ya me entienden. Larga vida a Niebla, la perrita.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Toxiconautas

 
Es la eterna historia de la humanidad. Un hombre crea o descubre una innovación positiva o aprovechable para sus semejantes. Siempre acecha detrás un hábil malhechor, un depravado o un negociante sin escrúpulos, que pervierte el invento para fines propios. Cuando los Hermanos Lumiére desarrollaron el cine, todo un abanico de posibilidades creativas, artísticas, documentales, testimoniales, se  abrían para el hombre. No habrían transcurrido diez minutos de su presentación en sociedad, cuando algún personaje taimado, ya sopesaba las posibilidades crematísticas de utilizar el invento para estimular la lubricidad ajena. Con la grabación de humanos retozando y cochinerías varias. No era nada nuevo. Ya había sucedido con la fotografía, y antes con la pintura. Los pioneros en paliar el dolor, que desarrollaron la morfina, no podían imaginar que ciudadanos sin escrúpulos la utilizarían para desarrollar adicciones y vivir de la desgracia ajena. Uno de los mayores avances para la aldea global ha sido el desarrollo de Internet. Las posibilidades infinitas en cuanto acceso al conocimiento, información, visualización  en tiempo real de familiares  que se encuentran lejos, acceso a bibliotecas, intercambios de conocimiento, etc. El listado de beneficios de una red optimizada es interminable. No es extraño que a los regímenes totalitarios la Global Web no les haga demasiado chiste. Por ello tratan de neutralizarla con los medios y usos acostumbrados. Pero tras esta interminable lista de beneficios humanos y sociales, se agazapaban carroñeros, delincuentes y personajes tóxicos. La Deep Web es un quebradero de cabeza para cualquier sociedad. Un cajón de sastre perverso y escurridizo, donde tienen cabida toda la  negatividad y depravación humana. El acceso a las Redes Sociales trajo consigo una larga inventario de beneficios, pero también atrajo; como moscón a la miel; un prototipo de ciudadano que anteriormente tan sólo incomodaba en su entorno más íntimo: La gente tóxica (ahora Tóxiconautas). 
El hábitat de este espécimen es cualquier foro o página, donde pueda verter su negatividad y el veneno que le rezuma por el colmillo. De difícil erradicación, su trayectoria, expulsado de un foro a otro; puede seguirse fácilmente por su rastro de ponzoña. La vertiente positiva se manifiesta en la alegría de su entorno familiar y laboral, ante el entretenimiento que absorbe los ocios del tarado. Antes de la existencia de las posibilidades que nos ofrece la Red, estos patéticos residentes en el absurdo vital, vertían toda su fecalidad machacando a quienes le rodeaban, vampirizando y parasitando su entorno. No es difícil detectarlos. Están  agazapados, al aguardo de cualquier opinión ajena para derramar su neurosis obsesiva, escudriñando entre los posts, buscando su minuto de gloria. Es indiferente el contenido del foro. Si se trata de una página de cine, literatura o similar, aguardará a que los foreros alaben un film o libro con datos técnicos y conocimiento, para intervenir con su dardo envenenado. De repente, aparece. Con un nick tan revulsivo como él (y seguramente un icono en los mismos términos) haciendo gala de su notable nivel cultural: Pos a mí, no ma gustáo. Hasta aquí todo bien. Un ciudadano ejerciendo el derecho de opinión. Pero algo empieza a oler a podrido. En las siguientes entregas, el divo comenzará a entrar más a fondo, para descalificar todo aquello que otros encumbren. Su léxico aumentará en precisión y conocimientos: Menuda puta mierda de libro/película. Aquí los foreros más avezados comenzarán a sospechar que se les ha colado una sanguijuela mediática. Los siguientes pasos, la descalificación, el insulto van en sentido creciente hasta que el moderador bannea (manda a tomar por el envés) al tarado. Este personaje, anclado en su mediocridad, buscará otras válvulas de escape para su fatuidad. Puede aparecer en un grupo sobre la migración de las grullas silvestres, y al siguiente amanecer, en otro de coleccionistas de canícas de barro. A él le es indiferente, necesita su minuto de gloria. Precisa espacio donde vomitar su hediondez y su miseria. Los peores, con mucha diferencia, son los de matiz ideológico o sectario. Estas criaturitas sabelotodos, de lengua bífida, siempre están atentas a que algún forero opine sobre temas de actualidad o sociales, para abril su esfínter anímico y arrojarse como un carroñero sobre la víctima. Su escasa capacidad de autocrítica les impide comprender que hacen el ridículo, o que sus opiniones tienen el mismo interés que el orto (o las heces) de un simio. Es importante aprender a detectar a estos narcisistas, para no darles cancha cuando sueltan sus deyecciones vitales en algún post. Una vez descubiertos, la ignorancia es el peor de los castigos para estas personalidades patológicas y tóxicas, que aman la descalificación o sienten placer en el insulto. No hay que busca coartadas sobre el ostracismo a que se les condenó en el colegio o malos tratos paternos. Es mucho más sencillo: Son gilipollas.







martes, 11 de noviembre de 2014

Las aguas bajan rojas en Bangladés







En Bangladés los ríos bajan teñidos de color rojo, teñidos de un color verde nada esperanzador, habitados de color azul muerte. En Bangladés; como en tantos otros lugares; el depredador ha llegado para envenenar las aguas, para explotador la extrema pobreza con la promesa fatua de un mañana mejor, que nunca llegará. A la empresa nociva no le interesa suceda esa entelequia. Entonces se terminarían sus obscenos beneficios. Las ganancias sin fin, teñidas de escarlata. Como esas aguas ahora textiles, esos ríos envenenados con la ambición del capital, con la extrema hipocresía de quienes dicen ayudar. Ellos son los causantes de que los campos de arroz agonicen, del veneno que mata a los peces y arruina a los campesinos. Como en una pirueta, inmoral y pervertida. Las víctimas acuden a los causantes de su desgracia, para que les salven de la miseria que ellos mismos han creado. Es el salario de la esclavitud, de la indignidad. Los campos estériles, hediondos de la ponzoña vertida, los gobiernos corruptos y la esclavitud anímica de seres humanos, forzados por la miseria. Anclados a ese hado miserable que decide con que sexo naces, que cuerpo habitas, a que raza perteneces. La vida humana a veces es cuestión de suerte, de mala suerte en la mayoría de los casos. La miseria les lleva a las manos explotadoras de empresas desalmadas, preguntándose porque sus niños tienen dolores de cabeza, vómitos o ahogos. Llorando porque su dolor, se viste del color de la moda predominante en occidente esa temporada, se cubre con el agua que baja teñida de injusticia hacia la bahía de Bengala. Bangladés y otros lugares desdichados se llevan la peor parte del pastel de la globalización. Los expertos cantan aleluyas sobre los beneficios de elevar el nivel de vida de estos países. La verdad oculta es el edificio derrumbado, que los propietarios tenían cerrado por fuera, con cientos de víctimas que parecen no importar por estos lares, dada su lejanía geográfica. La verdad es que nos vestimos y calzamos con el producto de la  explotación más hipócrita y repulsiva. Aquella que se disfraza de bondad y altruismo empresarial, cuando en realidad es la manipulación de los más débiles. Los medios necesarios para paliar esta contaminación, requerirían normativas que obligarían a las empresas a tomar medidas ecológicas para reducir el impacto ambiental. Nada más lejos de sus intenciones. Es más sencillo aflojar el bolsillo a los gobiernos corruptos. Que trasladen al único funcionario del Ministerio de Medio Ambiente, que se preocupo de investigar, a supervisar una central lechera. Dejemos de echar los balones fuera. Todos somos culpables. Meditemos sobre esto, la próxima vez que acudamos a comprarle a nuestro hijo unas zapatillas que molan. Están teñidas de dolor y sufrimiento. La aguas bajan turbias en Bangladés.

sábado, 25 de octubre de 2014

El Hundimiento




La polémica creada por la notable cinta interpretada por Bruno Ganz, en el papel del megalómano dictador alemán, invita a la reflexión sobre hechos históricos normalmente sometidos al trazo grueso de directores y escritores que ejercitan su imaginación para presentar un hatajo de fantoches histéricos, un puñado de sádicos; que ha creado un subgénero; tanto en el papel como el en celuloide. Un lugar común poblado de siniestros personajes siempre dispuestos a practicar vejaciones o a torturar a sus víctimas por puro placer. Este mensaje truculento, mas propio de una publicación pulp, con visión claramente comercial, donde las vesanias son ejecutadas por simiescos individuos, no es más que una efusión arbitraria donde los sanguinarios ejecutores están sometidos a clichés mediáticos. Ninguna de estas propuestas, más propias de un best-seller menesteroso que de la investigación del historiador, tienen que ver con la terrible cotidianeidad de la barbarie razonada. Con la ideología pervertida y el adoctrinamiento desde la infancia, con la exposición del mal con rigor gélido y no discrecional. Los histéricos cicerones del mal, resultan pobremente perturbadores con su violencia aleatoria y efectista, frente a la terrible realidad de la desensibilización progresiva, frente a la manipulación que se puede aplicar a cualquier persona. La terrible realidad de que eran ciudadanos iguales a cualquier otro, antes del infierno. Se reprocha a la película el mostrar un Hitler que acariciaba niños o perros. Son hechos históricos. Él, y cualquier otros de su camarilla diabólica, acariciaban niños, sentían las mismas necesidades y afectos que cualquier otra persona. No nacieron siendo monstruos, aunque el imaginario colectivo nos facilite no identificarnos con estas aberraciones; históricas y humanas; presentándolos como sádicos irredentos, individuos dominados por patologías perversas, carentes de cualquier condición humana. Estas conjeturas literarias son inexactas y estadísticamente imposibles. La verdad es mucho más terrible que la simplificación ofrecida para acallar nuestras conciencias y sentirnos ajenos y lejanos al horror, a la barbarie de nuestros semejantes. Ningún ser humano es capaz de conjeturar cual sería su conducta, rodeado de determinados condicionamientos y estímulos sociales o culturales. Es cierto que entre todos los implicados en aquellas atrocidades, abundaron psicópatas y sádicos, que aprovecharon las circunstancias, como hoy lo hacen en grupos extremistas y terroristas. Pero quienes desataban sus depravados instintos fueron minoría en relación a los miles de participantes pasivos en el horror. Algunos lo hicieron de forma directa, aislándose mediante la desensibilización progresiva, alcoholismo, etc. Este fue el caso de los Einsatzgruppen, las sanguinarias unidades que acompañaban en retaguardia al ejército regular para "limpiar" las zonas conquistadas. Durante las primeras masacres, sus miembros vomitaban ante la perspectiva de fusilar civiles, mujeres y niños. Con la desensibilización lo convirtieron en una actividad cotidiana, sostenida a base de alcohol y miedo a las represalias propias, llegando a asesinar en un sólo día miles de personas indefensas y desnudas. Ninguno de estos hombres había nacido para convertirse en una bestia. Fueron el resultado de un adoctrinamiento perverso, de un caldo social y político opresivo, cuya otra opción era la muerte o los campos de concentración. Otros decidieron ignorar el mal y mirar hacia otro lado desde la retaguardia. La burocratización de la muerte, precisaba de comparsas que realizaran estos trabajos sin participar directamente, pero con pleno conocimiento, y convirtió al ser humano en mera estadística. La mayor preocupación era cumplir los plazos y cantidades diarias, hacer bien el trabajo e irse después a comer. Esa realidad es mucho más terrible que la violencia aleatoria o visceral para la satisfacción enfermiza de un desequilibrado o fanático. En el segundo de los casos, se odia a la víctima, por eso se destruye. En el primero es mucho más terrible. Eliminas su cualidad de humano, anestesiando cualquier sentimiento misericordioso y tratándolos como números, carentes de características que te identifiquen con ellos. Borramos la empatía, y conseguimos personas amaestradas, capaces de sobrevivir en un entorno social degenerado, fanatizados por la propaganda y el adoctrinamiento, convencidos de que frente a ellos tenían razas inferiores y perjudiciales para sus familias y entorno. Adiestrados desde que tenían uso de razón en la obligación de eliminar el peligro de los infrahumanos, si albergaban cualquier duda al respecto, sus opciones eran la horca y las represalias contra sus familiares. Jorge Luís Borges elaboró un cuento, con su lucidez característica, titulado Réquiem Alemán. Allí nos muestra la perspectiva; racionalmente perturbadora; del mal asumido y procesado por un oficial nazi momentos antes de su ejecución en un magistral ejercicio literario, difícil de digerir. En los últimos meses de la guerra, Hitler era un patético pelele, derrotado por la enfermedad, tembloroso, adicto a la morfina, incapaz de asumir la culpabilidad que se llevó a la tumba a tantos millones de personas. Las cotas de fanatismo alcanzadas en esos instantes resultan demoledoras. Magda Goebbels envenenando a sus hijos para que no vivieran en un mundo sin nacionalsocialismo. Los oficiales de las SS, disparándose en la sien antes que rendirse, fieles a su juramento al dictador, cuando todo ha terminado. El ser humano es básicamente moldeable, arcilla manipulable si no se accede al conocimiento. Tan sólo la cultura y el discernimiento, nos hacen capaces de construir criterios para enfrentarlos al lado oscuro que subyace en nuestra naturaleza. El mensaje que obtenemos de la historia es que nadie esta libre de la influencia del mal. Es tangencial a nuestra respiración. Tratar de ocultarlo como algo lejano, o como una falacia histórica, es el primer paso para la derrota. ¿Que habría sido de todos estos hombres y mujeres de haber nacido en otro periodo de la historia? ¿Que habría sucedido con nosotros mismos, sobreviviendo bajo el yugo stalinista? ¿Seríamos los mismos, uniformados, con el libro de Mao en las manos? ¿Que ideas trepanarían nuestro cerebro con una carga de explosivos para los infieles en la cintura? La respuesta es difícil. Ser un héroe de mesa camilla, observando la historia desde el mando a distancia, resulta acomodaticio. Pensar que esto nunca nos hubiera pasado a nosotros. Sobre todo cuando no escuchamos las patadas de la Gestapo o de la Brigada Político-Social llamando a nuestra puerta.

viernes, 24 de octubre de 2014

Adán y Eva. Zascandiles en porretas


 Es lo último en basurilla televisiva. No conformes con castigar al personal, a golpe de productos del pelaje de Gran Hermano. Experimento sociológico; como tal vende la conductora del programa;  lo que en realidad es zoológico de frikis y desnortados que vagan por la casa rascándose las verijas. Un asunto de importancia mundial, ya te digo. Otra de las joyas de la corona es Mujeres y Hombres y Viceversa, infumable mercado de copiosa carne y escaso cerebro, donde lo más cerca de un libro que han estado los participantes, fue cuando hicieron botellón al lado de la biblioteca. Las chonis y los posturitas exhiben sus carencias, en una degradante mercadería de escasas neuronas y exceso de testosterona. La receta de estas ensaladas es siempre la misma: Búsquese el grupo de haraganes y zascandiles más extremo. Las mefistofélicas mentes de los responsables de estos engendros, saben seleccionar entre las frutas más pochas y deterioradas entre los aspirantes. Agítese todo y sírvase frío. En algún caso en lugar de ensalada, directamente se nos ofrece la defecación de algún mandril, como en el caso de Gandía Shore, la mayor colección de zoquetes y cenutrios imaginable, reunida hasta la fecha. Es cierto (basándonos en el share) que existe un público ávido de seguir este tipo de boñigas visuales. Espectadores que tratan de suministrar un poco de luz a sus vidas contemplado la miseria y el edredoning ajenos. En el caso del programa que nos trae, la oferta es aún más golosa: los tarados y gañanes estarán en porretas. Imaginen al salidillo de turno, con  la babilla resbalándole por la comisura labial, al morboso de mesa-camilla deleitándose con los placeres que se le van a ofrecer, para encontrar mucho ruido y pocas nueces. Los pretendidos Adanes y Evas, amén de zascandiles, son unos meapilas. Se sitúan en escorzos forzados, en perspectivas imposibles, se tapan con cojines el rabel, dan muestras de una elasticidad asombrosa para ocultar las partes verendas. Cuando no se pixeliza directamente para no mostrar colgajo o cacahuete. El salidillo se siente estafado y recoge la babilla. Para el morbosillo los especimenes están francamente mustios, sin responder a las expectativas. Deberían denunciar a la cadena. Los diálogos de los zopencos son aún peor: ¿Te gusta el arte? Yo soy anarquista, contesta una de las nudies. Yo soy polivalente ¿Aparte de un poquillo ligera (de ropa) o de cascos? Los diálogos parecen elaborados por un grupo de taimados guionistas, la situación semeja los dislates de actores contratados. Que conste que el problema no son los cuerpos. El cuerpo humano, como la excelsa voz de un cantante o la envidiable capacidad de dibujar, puede ofrecer algo hermoso cuando las angulaciones, la simetría y el equilibrio del conjunto lo convierten en una obra de arte. Ahí están las esculturas, fotografías y cuadros que ofrecen un remanso de belleza y armonía. El problema es que la inmensa mayoría de la población no  gozamos de esas angulaciones, simetría, ni equilibrio de conjunto (salta a la vista). Gozamos; en abundancia; de lorzas, asimetrías y vericuetos  escasamente estéticos. La astucia que manejan  estos desechos de programación es “que hablen de mí, aunque sea mal”. Aquí no se trataba de ofertar cuerpos gloriosos en estado de gracia edénica. El objetivo era crear polémica y aumentar el share a base de cenutrios despelotados. No es el quid del asunto que unos mamarrachos anden “a poile” en un ámbito absurdo, y en horario inadecuado. Esto se arregla con unas hojitas de parra como atrezzo. El verdadero problema es que son unos bufones vocacionales. Esto es mucho más difícil de solucionar.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Oleo de niño africano sobre fondo gris

Ya  se que no me conocéis, pero les he pedido a quienes me cuidan que me escriban esta carta para que sepáis quien soy. Yo tampoco habría podido escribirla, apenas se hacerlo, aunque los cooperantes y los misioneros se preocupan de enseñarnos, tenemos otras prioridades, como son poder llevarnos un trozo de pan a la boca todos los días. Ellos son buenos, nos cuidan, nos alimentan, nos enseñan, han venido desde vuestros países para estar con nosotros, aunque ahora no los reconozco escondidos en unos trajes extraños que han de ponerse. Ya no puedo abrazarlos, de hecho hace mucho que nadie me abraza, y todos se alejan de mi. Dicen que tengo dentro una enfermedad. Yo no entiendo nada. Se que en vuestro mundo; aunque los misioneros dicen que es el mismo mundo, yo lo dudo; cuando un niño se pone enfermo lo curan con medicinas. ¿Por qué no hay medicinas para nosotros, si esta enfermedad lleva aquí muchos años? Nosotros aquí somos felices construyendo una pelota de trapo para jugar, por eso no puedo entender lo que me cuentan de los niños de vuestra tierra. Dicen que lloran y se enfadan si nos les compran los últimos teléfonos móviles o aparatos para jugar, que se pasan horas aislados mirando la pantalla. Deberían venir aquí, les enseñaríamos a jugar y a llorar tan sólo por cosas importantes, les enseñaríamos a disfrutar de un trozo de trapo como balón. A disfrutar de la vida. Una vida que muchos de mis amigos han perdido, tirados en el suelo, como animales. Por eso he pedido que os manden esta carta. Los cooperantes me han contado que habéis salido ala calle para salvar a un perrito, todos a una, pidiendo que no muriera. Esto me ha llenado de esperanza, unas personas capaces de luchar por la vida de un perrito deben ser bueno y nobles. Tan sólo ignoran lo que nos esta pasando aquí. Se que cuando llegue mi mensaje y todos conozcan nuestra situación, os echareis a las calles para que no sigamos muriendo. Aunque los que me ayudan mueven la cabeza negativamente cuando se lo digo, yo se que no habéis hecho nada, simplemente por que ignorabais lo que estaba pasando por aquí. Ahora cuando os llegue mi carta, se que no dudareis. No conocíais nuestros nombres. Nadie os contó lo que estábamos sufriendo. Yo también tenía un perrito. Hace mucho tiempo que no me dejan verlo. Aunque quizás para mi no halla esperanza, esta carta que os envió se que ayudará a otros niños como yo
. Confío en unos hombres que quieren salvar criaturas vivas, como lo somos todos los que llevamos años muriendo. Ahora ya tendréis la información. Ahora ya lo sabéis y confío en vosotros. Cuando vengáis, intentad preguntar por mí, no se si podré recibiros. Mi nombre es Ninguno.


viernes, 10 de octubre de 2014

El perrito Excalibur




Tenía nombre de espada legendaria. El perrito Excalibur se ha marchado, sin saber nada del absurdo en que viven esos seres de dos patas que le alimentaban y cuidaban. Es cierto que percibimos cierta nobleza en las conductas caninas, aunque los puristas se rasguen las vestiduras por atribuir cualidades humanas a una mascota. También hay afecto en esa mirada que contempla mansamente a los que consideran su manada. Unos ojos, en los que a veces se puede leer la indefensión de criaturas que dependen para todo de nosotros. Una mirada que parece preguntar que papel juegan en medio de todos nuestros desbarajustes. Frente a nosotros, tienen la ventaja de no ser conscientes de si mismos. Desconocen su propia existencia y, afortunadamente, no saben que hay un final. Nosotros lo tenemos más crudo. Conscientes de nuestra caducidad, pero desconocedores de nuestras postrimerías. Para defender a Excalibur  se han echado a la calle asociaciones y amantes de los animales. Está bien. Todos defendemos que no se practique ningún tipo de crueldad con los animales. Pero este no era el caso. Nos movilizamos para proteger a un animal, pero en África llevan años muriendo personas, devastados por la enfermedad, en la calle, desnudos. Sin el último consuelo de sentir un contacto humano. No nos hemos manifestado. Nos bombardean a diario con noticias sobre muertes, destrucción, violaciones de derechos, que nos resultan lejanos. No nos hemos manifestado.  Ahora tenemos en nuestras puertas lo que creíamos pertenecía a otro mundo, hasta el punto que las farmacéuticas ni siquiera se habían preocupado de este problema. No hubo ninguna manifestación. Somos una especie capaz de salir a la calle, por alguna absurda y vergonzante movida futbolística, mientras seguimos consintiendo que cuatro rufianes se estén llevando millones. Nadie se echa a la calle para exigir que no terminen sus condenas hasta que devuelvan el dinero. Vivimos un inmenso dislate. Hace tiempo que perdimos el norte. Desensibilizados. Anestesiados de tanto ver repetidos los mismos hechos, no reaccionamos. No se nos cae la piel a tiras ante tanta desgracia y dolor. Hemos perdido la medida de las cosas a base de ignorarlas. Que inmensa razón barajaba Marx (Groucho, no el otro), cuando pedía que se parase el mundo, para poder bajarse. Desde ese lugar adonde vayan los perritos, Excalibur nos estará observando. Atónito. Sin comprender nada. Ni nosotros somos capaces de comprendernos.

martes, 30 de septiembre de 2014

Una cura de humildad



De vez en cuando la naturaleza tiene el  detalle de recordarnos que somos una especie prescindible y olvidable. En medio de nuestras cuitas cotidianas, de los sueños de grandeza irrealizados. Ignora por norma nuestros proyectos a corto o largo plazo y nos regala un hachazo que derrumba el árbol de nuestras entelequias. Nuestro absurdo orgullo de especie privilegiada por ser bípedos y con dedos prensiles, poco más nos diferencia, salvo el tener conciencia de nosotros mismos. Llega en forma de catástrofe natural, holocausto bélico o invadiendo nuestros orgullosos cuerpos metrosexuales, sin permiso, con una tropa de bichitos microscópicos, que pueden masacrarnos aunque no sean visibles al ojo humano. Pertenecemos a una especie depredadora de si misma que nació  con fecha de caducidad. Aunque olvidamos con frecuencia este pequeño detalle. Si un amanecer revelara que habíamos desaparecido del Planeta, nadie nos echaría de menos. Pero disminuiría el deterioro que ocasionamos en nuestro entorno y quizás, paradójicamente, el lugar sería mucho más humano al carecer de nosotros. Estas curas de humildad envían un mensaje que suele caer en saco roto. La naturaleza nos da un toque de atención para que reflexionemos sobre nuestro destino como especie. Los enemigos que pueden acabar con nosotros, en ocasiones no están a la vista. No sienten. No piensan (cualidad compartida por algunos humanos). No vuelcan sus aspiraciones sobre futuros inciertos. No construyen castillos en el aire. Estos bichejos heredarán la tierra. Y nosotros que lo veamos.

domingo, 28 de septiembre de 2014

Ébola. Héroes en la sombra



Nadie conoce sus nombres. Son personas anónimas en este vasto mundo de redes sociales y comunicación audiovisual a todas horas. Tampoco les interesan estos menesteres, a no ser para mantener contacto con sus familiares. No tienen tiempo para esto. Están por todo el mundo. En los arrabales de La India, luchando contra el analfabetismo de las castas y la miseria. En las favelas, jugándose el tipo, con un par, entre delincuencia organizada y supervivencia a toda costa. En África dónde el primer mundo imagina inmensas sabanas para hacer safaris fotográficos y hermosas selvas de cine. Ellos conocen la realidad de la vida, el día a día de aquellos que no han tenido la suerte de nacer en otra parte. Y es que al fin  y al cabo la vida de un hombre no es otra cosa que la suma de todas sus suerte. La suerte de no haber nacido mujer en un país con teocracias medievales, de no nacer paria, de no nacer marcado de por vida por la miseria y la enfermedad. Algunos acuden desde la perspectiva de sus creencias religiosas, otros desde un humanismo activo y altruista. No importan los motivos, todos son héroes cotidianos. Los que no reciben medallas de los gobiernos, ni son felicitados. Los olvidados del mundo capitalista, donde el triunfo viene de la mano del dinero o el poder, dónde se despilfarran millones en armamentos, banalidades y corrupción. Viven el dolor del día a día. La desesperanza de ver que no hay medios para salvar vidas, que unos kilómetros más allá tendrían solución, pero no se rinden, su nivel de esperanza es sobrehumano y voluntad de hierro. ¿Si nos vamos nosotros, quien se queda? Esta frase terrible, pronunciada por una joven enfermera, define la situación de parte del continente Africano, azotado por la terrible  enfermedad del Ébola. Luchan sin medios, prácticamente sin ayuda, mendigando limosna a los que gastamos en chorradas innecesarias lo que podría paliar la situación de estos enfermos. Nadie se había preocupado hasta ahora de esta enfermedad a pesar de los años que han transcurrido desde su aparición. La industria farmacéutica no estaba interesada, al fin y al cabo estaba lejos. No era cosa nuestra. Ahora cuando el fantasma apocalíptico se aproxima nos ponemos a ello, sin olvidar las posibilidades de negocio latentes. Incluso la muerte de estos valientes, toda una vida dedicada a los más débiles, queda eclipsadas por la muerte de  famosos (que también es lamentable) que han dedicado sus millones y sus vidas a curas de desintoxicación. Es triste y patético que quienes deberían estar deprimidos, rodeados de miseria y sin dinero para paliar el dolor, pasen a segundo plano y hayan vivido cada instante de su vida con plenitud. Que otros, teniendo millones para ayudar a los demás, hayan desperdiciado sus vidas entre alcohol y drogas. Que quienes se parten el alma, no tengan tiempo para deprimirse. Si nos vamos nosotros ¿Quien se queda? Terrible pregunta. Como una voz que clama en el desierto.



jueves, 18 de septiembre de 2014

Paquirrin se ha dejado barba

 Paquirrin se ha dejado barba


Váyanse al carajo las elucubraciones de Spinoza. Déjense en el olvido Sartre y su nausea. ¿A quien la importa Jung y el inconsciente colectivo? El Ulises de Joyce; una chorrada para snobs; al carajo también. ¿Quién es Kierkegaad? ¿Un jugador de fútbol del Este de Europa. ¿Y Borges? Ese si, un jugador argentino…Al diablo el mito de la caverna de Platón. ¿ Bergman? Este si me lo sé, jugaba en la selección sueca. Albert Camus. ¿No trabajaba en una serie teenagers? Olvidemos las disertaciones de Asimov, los mundos cegados de Kafka (peccata minuta), el teatro de Beckett ¿Quién diantres es este fulano? ¿Alguien se interesa por el Boson de Higgs o La Navaja de Ockham? El Quijote. ¿Cómo iba a escribir bien este tipo si era manco? Cela, Sampedro, De Prada. No recuerdo haberlos visto en ninguna discoteca. Cortázar: una marca de cacahuetes. No, eso era Borges. Barroco. Manuelino. Rococó. Esta si me la se, son marcas de ropita guapa. Se ruega una cierta complicidad y comprensión frente a nuestra ignorancia de todo lo anterior. Se trata de nociones insignificantes, frente a un suceso fundamental para la historia del pensamiento occidental: ¡Paquirrin se ha dejado barba! Sublime conocimiento y revelación desvelada desde las iniciáticas páginas de una revista del cuore. Contribución inapreciable al desarrollo de la Cultura Clásica, de la Mediterraneidad por antonomasia. La barba de Paquirrin marcará un antes y un después. Hito fundamental, como lo fueran la Piedra de Rosetta, la tumba de Tutankamón o ¿por qué no?, el descubrimiento del fuego. El mundo del arte y la cultura ya no podrá sobrevivir sin esta piedra fundamental de su arquitectura, sin esta llave maestra a nuevas dimensiones. El devenir de la Humanidad inaugura una nueva senda desconocida desde la creación del lenguaje. ¿Cómo ha podido nuestra especie sobrevivir sin conocimiento tan sublime? Paquirrin tiene barba. Este excelso avance ocupará enciclopedias, papiros y el pedestal más elevado en la Biblioteca de Alejandría, si no la hubieran quemado los mismos que ahora se preocupan por las barbas de este figurante. De momento el único pedestal que ocupa semejante dislate es el de los kioscos, donde noticia tan imprescindible se ha convertido en Palabra Revelada a los cuatro vientos. Difícilmente llegaremos a vislumbrar como pudimos sobrevivir hasta ahora, sin descubrimiento tan sublime. Nuestro universo, nuestras vidas, ya no serán las mismas tras haber tocado la luz con la punta de los dedos. Después de eones de tinieblas, sumidos en la ignorancia, sin alcanzar la iluminación: Paquirrin tiene barba. De momento la única revelación que aparece totalmente diáfana, es que este personaje; de ojos inexistentes; se asemeja aún más al Hombre de Cromagnon que cuando no tenía barba. Patético.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

El Toro de la Vega


  El Toro de la Vega


Tradiciones. Costumbres. Usanzas. Vocablos peligrosos en nuestro terruño, donde lo visceral y la insensatez están por encima de la racionalidad y la mesura. Tradición. Ritual. Como siempre se ha hecho. La España Profunda que añora sus hermosos y elaborados lanzamientos de cabras desde campanarios, la España Carpetovetónica, que alancea animales sádicamente, “por que siempre se ha hecho así”. La España que arranca cabezas de gansos colgados como deporte viril. Bien calados nos tenía el sublime sordo D. Francisco cuando pintó dos fulanos enterrados hasta las rodillas, que en lugar de ayudarse se lían a garrotazos. Goya simbolizó la fractura de las dos Españas, esa herida abierta que no se cierra. El rayo que no cesa de Miguel Hernández, también abatido por Las Dos Españas. La otra España invertebrada de Ortega, la de cerrado y sacristía de Machado. La una, grande y libre del fulano de voz aflautada y silueta feminoide. Lapidar a un ser humano, a una joven, sangrante, desfallecida, para defender la tortura de un toro es de un surrealismo arrabalesco ( o kafkiano). No existe nada más absurdo que las tradiciones mantenidas sin otro cimiento que el “se ha hecho siempre así”, absurdo circunloquio carente de la mesura que aporta la racionalidad y la tolerancia. Pero en este país de navajeros, dónde cuando al personal no le cuadra algo te muestra, sonriente, una faca de siete muelles en lugar de prestarse al diálogo, en esta herida abierta que  no nos deja olvidar, en esta España Negra sin grisuras ni contornos que  permitan el acercamiento y la concordia, todavía quedan esos personajes que se refieren a conceptos y situaciones definiéndolos: Porque son… como tienen que ser ¿Y quien nos va a decir como tienen que ser las cosas? ¿Tú, y otros fulanos como tú? Apañados estamos.

martes, 16 de septiembre de 2014

79 Vírgenes por cada muerto

 79 Vírgenes por cada muerto



No importan a nadie. No pueden ofrecer petróleo a los tiburones financieros. No tienen moneda de cambio para despertar el interés de las democracias occidentales. Su religión es una mixtura de diversas creencias y puede ser discutible (algo aplicable a cualquier fe, creencia o credo), sus costumbres nos son ajenas y extrañas (como tantas otras), pero intentan practicar la tolerancia y la visión del mundo de su religión, una de las más antiguas y misteriosas, es tan respetable como todas las demás. Son el objetivo de los nuevos genocidas del Estado Islámico. Su creencia en la transmigración de las almas les impide renunciar a su fe para convertirse, ya que sus almas quedarían estancadas, y esto les convierte  en las víctimas perfectas de los fanáticos teocráticos. Miles de yazidíes han sido masacrados por los genocidas medievales, que pretenden convertir al resto del mundo a sus creencias (manía que por otra parte ha sido común a todos los grandes necios de la historia) Violadas sus mujeres y esclavizadas, decapitados por sicópatas que interpretan la religión a su antojo, no reciben apoyo mediático. Nadie trata de salvarlos buscando armas de destrucción masiva. Tenemos ahí al lado la Edad de Piedra y no queremos darnos cuenta. Avanzan hacia nosotros y les quitamos importancia creyéndonos a salvo tras nuestros avances políticos y sociales. Pero ellos no cejarán en su empeño. Es una guerra sorda, cruel hasta la nausea. Es el regreso a las cavernas. El objetivo principal de estos salvajes es regresar a la lapidación de quien no sigue sus locuras, eliminar los derechos, volver a la mujer objeto a su servicio. Con estos no vale aquella  soplapollez de Alianza de Civilizaciones. No les podemos exportar la democracia, ni la libertad. Son conceptos ajenos a su mundo, gobernado por imanes, analfabetos y fanáticos, que creen que la protección del menor consiste en mostrarle orgulloso, vestido para la inmolación. Estos carroñeros del más allá, no se detendrán. Les esperan 79 huríes en el cielo (ahí es nada) por cada yazidí que asesinen. Triste. Miles de años de desarrollo cerebral, de lucha por derechos sociales, y los cantamañanas siguen haciendo su agosto reclutando descerebrados. Siempre la sangre de los inocentes, el sufrimiento de los más débiles. Sobre todo cuando éstos no tienen moneda de cambio que ofrecer para movilizar a las redentoras y salvadoras democracias. Están ahí al lado y no van a rendirse. Nosotros tampoco deberíamos hacerlo.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Pira2

  Pira2
No hay nada nuevo bajo el sol. Desde que un astuto personaje denominado El Viejo de la Montaña allá por la Edad Media, instalase en la  fortaleza de Alamut un particular Edén donde corrían arroyos de leche y miel, los animales exóticos campaban a sus anchas, y una cohorte de huríes meneaban el muslamen provocativamente. Los desgraciados eran reclutados en baretos (que ya existían en la época) de mala muerte. Despertaban drogados en dicho jardín, donde disfrutaban de sus maravillas, que no especificaremos para no herir sensibilidades. Si de algo carecía aquel lugar era de espiritualidad (ya me entienden) Una vez satisfechos todos sus bajos deseos, los pringados eran devueltos (con un colocón del quince) al bareto o callejón malsano de donde había surgido, (esto se va pareciendo cada vez más a las movidas de fin de  semana actuales) Entonces se le aparecía el fulano mesiánico y le prometía que si deseaba podía volver a gozar de los escarceos de las huríes. Con este sistema reclutó un ejército temible en la época de asesinos suicidas, deseosos de gozarla bonita con los pibones del Edén, y que caían como chinches en misiones de extorsión; porque al fin y al cabo el objetivo de este personaje era común a los vividores de todas las épocas: el beneficio propio. A lo largo de la historia todos los espabilados que en el mundo han sido, se dedicaron a reclutar infelices que estaban dispuestos a desperdiciar su única vida siguiendo banderas, creencias y colores. Al igual que El Viejo de la Montaña no tenía demasiada prisa en ingresar el mismo en el Edén y mandaba a otros a hacer el trabajo sucio, demasiadas personas han muerto siguiendo las chorradas que se le ocurrieron a un iluminado que criaba malvas hace años, o las idioteces con que les han adoctrinado en su entorno. Qué papel juega en esto el analfabetismo y el alineamiento social, es difícil de baremar teniendo en cuenta que aparecen casos en que los interfectos han realizado estudios superiores o han sido capaces de camuflarse durante años, gozando de los sistemas de vida que quieren destruir y obteniendo titulaciones por cuenta del estado al que odian. Todo aquél que cambie su única vida por una bandera, color, creencia o chorrada similar; que se le ocurrió a otro cenutrio; debería hacérselo mirar. Surge la pregunta de si existirá un tipo de personalidad propenso a estas majaderías, como existen personas propensas a las hemorroides. Es cierto que concurre fundamentalmente la falta de empatía, esa capacidad de ponerse en el lugar de los demás y tratar de comprender el sufrimiento ajeno. A esto le añadimos el odio, la envidia y el rencor; sentimientos profundamente imbricados en nuestra sociedad. Tan sólo les falta el material que canalice todos esos sentimientos negativos y hace que la víctima sienta que forma parte de algo superior. Ahí es donde han hecho su agosto los cantamañanas que vienen deteriorando la humanidad desde sus inicios. Nada ha derramado más sangre que las ideologías, las creencias, las banderas, que; al fin y al cabo; no son más que diarreas mentales que se le ocurrían a algún iluminado en horas de aburrimiento. Una vez armados con la intolerancia, el fanatismo o la incultura, el resultado es el que viene castigando a la humanidad cotidianamente. En resumen tenemos que convivir con los pira2. Es lo que hay.

martes, 2 de septiembre de 2014

Agoreros y Vocingleros

   Agoreros y Vocingleros



Nos rodean por doquier. Ellos siguen a lo suyo. El agorero haciendo gala permanente de la imparcialidad y tolerancia que le caracteriza. Ofreciendo castigos divinos cuando no salgan a flote los de su cuerda. Temibles plagas, escasamente bíblicas, que amenazarán la sociedad en el supuesto de que otras opciones ideológicas; que no sean de su palo; resulten elegidas por los ciudadanos. El vocinglero es un ente más nefasto, si cabe. Falto de lectura, nadie le informó de la villanía y parcialidad que toda ideología conlleva en su génesis. Cualquier convicción, religión, filosofía o doctrina es excluyente o intolerante por naturaleza (moléstense en leer libros), incluidas las redentoras creencias del vocinglero. La génesis de una ideología se origina basada en la exclusión y división del mundo entre ellos (poseedores de la razón) y los otros. Pero el vocinglero erre que erre. Continúa vendiendo a destajo una utópica moto. Alabando los beneficios sinnúmero que otorgará la aplicación de su dogma al ser humano, cuando todos lo sigan ciegamente (previa destrucción de los credos ajenos). Nadie le ha explicado al cenutrio el ocaso de las doctrinas. Nunca visitó una biblioteca para descubrir la destrucción y el dolor que los axiomas ideológicos han provocado en la  humanidad. El vocinglero es poseedor de una visión de túnel. Su entorno conceptual es el de una mula torda con anteojeras, dando vueltas eternamente a la noria, Los teorizantes con frecuencia suelen ser personajes con una cierta querencia por la molicie y la bohemia. Desertores del arado. En lugar de dedicar sus ocios al esfuerzo, eligen concentrarse en elaborar tesis y teorías peregrinas, para joder masivamente a la humanidad. Aplicando la estadística a la causalidad de todas las miserias, guerras y barbaridades perpetradas en la historia, se descubre que detrás de cada una de ellas, siempre andaban uno o varios de estos esperpentos. Filosofando y adoctrinando masas, como es mandado. Sin obviar motivos económicos paralelos (o de otro cariz); han sido los credos pergeñados por aquestos fantoches; las razones motoras que han dividido o desgarrado a la humanidad. Toda doctrina nace perversa en si misma, dado que para su preeminencia ha de aplastar, ignorar y oponerse a los que piensan de manera distinta. Todo credo es excluyente e intolerante por naturaleza. No nos dejemos engañar. Su aplicación práctica deviene germen de fanatismo y grisura intelectual. Al vocinglero y al agorero, estos menesteres se les antojan escasamente importantes. Encerrados en su capsula del tiempo, siguen con su melodía añeja. Sin detectar que ese disco, y la ranciedad de sus propuesta ya están rayados hace tiempo. El agorero, seguirá predicando en el desierto las consecuencias nefastas que alcanzarán a la sociedad, si ésta no secunda sus dogmas mesiánicos y sectarios. Para el vocinglero, apenas existe redención. Este tipo de fulano cuando es conducido por las fuerzas represoras en un autobús; para ser almacenado en un estadio de fútbol; o acompañado, amablemente, por sus camaradas a un oscuro sótano para sacarle brillo en el lomo, va cantando por el camino aquello de: ¡Que buenos son. Que buenos son, que nos llevan de excursión! Patético.

Consejeros (Cosas veredes, Sancho)

Consejeros (Cosas veredes, Sancho)


El ciudadano se halla rodeado de Consejeros. A día de hoy una ardilla podría, sin detenerse, atravesar la península saltando sobre las cabezas de tanto aconsejador y consultor como habitan la misma. ¿Qué preparación se exige para desempeñar tan etéreas e inespecíficas funciones? La antigua picaresca ibérica, ha degenerado en simple villanía. En gualtrapías varias. Los aconsejadores obtienen sus cargos a golpe de prebenda y cohecho. Conversaciones del tipo. Ya sabes, te firmo esta concesión, pero acuérdate de mí cuando vengan las vacas flacas. Guiño. Guiño. Bla,bla bla. Puedes construir en estos terrenos pero ya luego, si eso... Cuando se me termine el chollo, aquí me tienes, criaturilla, etc. etc. Se pregunta el ciudadano sobre que temas y particulares pueden aconsejar unos cenutrios que han hundido a un país en la miseria o han brillado por su ausencia en el podio de los coeficientes intelectuales elevados. Transmutarse en aconsejador de fatuidades; de la noche a la mañana; sin exigencias de conocimientos previos sobre lo aconsejado, lleva aparejado un segundo sueldo de tapadillo en un país que sufre la lacra del paro sistemático. Se recompensa al que no realizó rectamente su trabajo. Oficio de villanos, pillar tajada y esconder la mano. Aquí trinca hasta el más tonto. Los consortes ignoran de donde sale el dinero que entra en su casa (eso lo llevaba mi marido) Nadie sabe nada. Sólo sé que no sé nada, (que diría Sócrates). Alegar ignorancia se ha convertido en la fórmula de escape judicial más efectiva. Nada nuevo bajo el sol. Los delincuentes de toda la vida ya dominaban hace años lo que se denomina: Ponerse en negativa. O sea que no sé nada de esta bolsa, alguien la  habrá dejado aquí. Esta fórmula ha sido asimilada por los actuales maleantes de cuello blanco, que se ponen en negativa ante las acusaciones más transparentes. La dificultad de demostrar judicialmente que el puesto sea una compensación por favores recibidos en el ejercicio del cargo, incrementan el número de mostrencos y mamelucos con sobresueldo. Como diría Sancho: ¡Criaturica mía. Alma de cántaro. Cerebro de candil¡ ¿Sobre qué menesteres vas a aconsejar tú? 

lunes, 1 de septiembre de 2014

Pujol y la butifarra

Pujol y la butifarra


Algunas noticias son un surrealismo atroz. El sueño de la razón produce monstruos y la realidad a veces es más aterradora que las pesadillas. Ciudadanos que son desahuciados y viven en la calle por no poder pagar una vivienda digna, derecho fundamental e inasequible hoy en día, personas que van a la cárcel porque hace años robaron 400 euros, estudiantes de piano encausados criminalmente y con posibilidad de cárcel por hacer ruido, padres que se quedan sin casa por cubrir la hipoteca de sus hijos, ahora en paro. El listado podría seguir hasta la saciedad. No son párrafos de una novela Kafkiana, esta sinrazón sucede en este país de patilla de hacha y navaja bandolera, donde “tonto el último” debería ser el lema incluido debajo del escudo constitucional. Y todo esto sucede mientras un día tras otro siguen surgiendo escándalos financieros, cuyos perpetradores el ciudadano tiene la certeza que van a quedar en la impunidad. Escándalos que son olvidados cuando aparece el siguiente chorizaco, que hace olvidar al anterior. Fulanos  que no purgaran sus delitos, amparados en el trapicheo legal de que gozan quienes tienen medios para ello, manipulando y riéndose del pueblo soberano en su jeta. La lista de dislates del llamado Caso Pujol es tal que parece sacada de una novela Pulp, o de una ingestión de sustancias no legales. Antología de la desvergüenza y el impudor vocacional. El interfecto pasea por el idílico pueblecito con aire de iluminado, alegre mariposilla volando de flor en flor. Los vecinos se dirigen a él como si de un probo ciudadano se tratara  (surrealismo en estado puro). Él, a lo suyo, sin agachar la cabeza. Luciendo pijojersey anudado al cuello. La saga evasoradefraudadora daría para un ciclo similar al Señor de los Anillos, el papel de Golum está más que definido en este casting de ilegalidades. Como anillo al dedo. Andan a la busca de artimañas legales para escapar a la justicia, asesorados y respaldados por el dinero ilegalmente obtenido. El político que pudo interpretar al Yoda de la Guerra de las Galaxias, el político que expectoraba al pronunciar, se ha convertido en un inocente paseante en idílicos parajes. Sabe que, por la edad, difícilmente responderá ante las responsabilidades penales que le corresponderían. Es por ello que pasea dando agiles saltitos como Heidi entre las montañas floridas, (montañas de dinero, en este caso), recibiendo los parabienes y golpecitos en  la espalda del vecindario. Pero Pujol no degusta en sus veladas la catalana butifarra como cabría esperar, ni tampoco el delicioso espetec (de casa Tarradellas). A Pujol lo que le va es el chorizo, el chorizaco puro y duro. Normal. No podría ser de otra manera.

The Extraordinary Tale. 2013

Título original The Extraordinary Tale of the Times Table Año 2013 Duración 79 min. País  España Director José F. Ortuño ,  Lau...