Pira2
No hay
nada nuevo bajo el sol. Desde que un astuto personaje denominado El Viejo de la Montaña
allá por la Edad Media ,
instalase en la fortaleza de Alamut un
particular Edén donde corrían arroyos de leche y miel, los animales exóticos campaban
a sus anchas, y una cohorte de huríes meneaban el muslamen provocativamente. Los
desgraciados eran reclutados en baretos (que ya existían en la época) de mala
muerte. Despertaban drogados en dicho jardín, donde disfrutaban de sus
maravillas, que no especificaremos para no herir sensibilidades. Si de algo
carecía aquel lugar era de espiritualidad (ya me entienden) Una vez satisfechos
todos sus bajos deseos, los pringados eran devueltos (con un colocón del
quince) al bareto o callejón malsano de donde había surgido, (esto se va pareciendo
cada vez más a las movidas de fin de
semana actuales) Entonces se le aparecía el fulano mesiánico y le
prometía que si deseaba podía volver a gozar de los escarceos de las huríes.
Con este sistema reclutó un ejército temible en la época de asesinos suicidas,
deseosos de gozarla bonita con los pibones del Edén, y que caían como chinches
en misiones de extorsión; porque al fin y al cabo el objetivo de este personaje
era común a los vividores de todas las épocas: el beneficio propio. A lo largo de
la historia todos los espabilados que en el mundo han sido, se dedicaron a
reclutar infelices que estaban dispuestos a desperdiciar su única vida
siguiendo banderas, creencias y colores. Al igual que El Viejo de la Montaña
no tenía demasiada prisa en ingresar el mismo en el Edén y mandaba a otros
a hacer el trabajo sucio, demasiadas personas han muerto siguiendo las
chorradas que se le ocurrieron a un iluminado que criaba malvas hace años, o
las idioteces con que les han adoctrinado en su entorno. Qué papel juega en
esto el analfabetismo y el alineamiento social, es difícil de baremar teniendo
en cuenta que aparecen casos en que los interfectos han realizado estudios
superiores o han sido capaces de camuflarse durante años, gozando de los sistemas
de vida que quieren destruir y obteniendo titulaciones por cuenta del estado al
que odian. Todo aquél que cambie su única vida por una bandera, color, creencia
o chorrada similar; que se le ocurrió a otro cenutrio; debería hacérselo mirar.
Surge la pregunta de si existirá un tipo de personalidad propenso a estas
majaderías, como existen personas propensas a las hemorroides. Es cierto que
concurre fundamentalmente la falta de empatía, esa capacidad de ponerse en el
lugar de los demás y tratar de comprender el sufrimiento ajeno. A esto le
añadimos el odio, la envidia y el rencor; sentimientos profundamente imbricados
en nuestra sociedad. Tan sólo les falta el material que canalice todos esos
sentimientos negativos y hace que la víctima sienta que forma parte de algo
superior. Ahí es donde han hecho su agosto los cantamañanas que vienen
deteriorando la humanidad desde sus inicios. Nada ha derramado más sangre que
las ideologías, las creencias, las banderas, que; al fin y al cabo; no son más
que diarreas mentales que se le ocurrían a algún iluminado en horas de
aburrimiento. Una vez armados con la intolerancia, el fanatismo o la incultura,
el resultado es el que viene castigando a la humanidad cotidianamente. En
resumen tenemos que convivir con los
pira2. Es lo que hay.