La
primera vez que lo vi, me pareció un maikeljakson desvencijado o un paciente aquejado de algún extraño síndrome epiléptico, que
necesitaba salir corriendo porque el duodenor
se le removía espasmódicamente. Poco a poco, partiendo del escepticismo que me
provocó este Nureyev tuneado; que andaba de puntillas por la vida; había pasado
a habitar en un mundo poblado de fistros
nacidos después de los dolores, por la
gloria de su madre. Te ganaba su
bonhomía, su transparente humanidad, camuflada detrás de la verborrea surrealista
y trasgresora. No era nuevo en el medio televisivo este asimilar frases bobas y
musicales. Ya el gran Chicho Ibañez había conseguido con su 1,2,3 colarnos de rondón cada semana un
slogan en boca de “La Bombi” o el Dúo Sacapuntas: ¿Por qué seraaa´? ¿Cómo estaba
la plaza? Sinsentidos que constituían la cotidianidad del españolito medio,
que repetía en bares, tabernas y garitos (territorios venerados por el
españolito medio). Lo de Chiquito era otra dimensión. Era el microcosmos del
genio que expande sus paranoias personales en un “big bang” lingüístico de
coreografía vanguardista. ¿Cuándo habían disfrutado Bretón y compañía, paseando
por la calle con este hacedor de sintaxis automática, rompedor de sintagmas y desfacedor de morfologías, que habrá
hecho (sin duda), las delicias de Faemino
y Cansado. Porque Chiquito era creador de algo distinto. El único
revolucionario del lenguaje humorístico junto a la genialidad de José Mota. Pero
si el ex miembro de “Cruz y Raya” utiliza
el lenguaje ya creado como arma arrojadiza, plena de ironía e inteligencia, el
de la Calzada devino creador de un surrealismo
lingüístico “destroyer” y
humanista, que conquisto a su público a golpe de pataditas de karateca casposo
al que le ha dado un “paralís” mientras no se daba “cuén”. En su último viaje
Chiquito ha conseguido unir las más enfrentadas banderías. Porque el humor no
tiene fronteras, ni colores, salvo para sectarios irredentos e irrecuperables. Pero
no comparecemos para hablar de política (ese lado oscuro del humor), venimos a
congraciarnos de que este antiguo cantaor flamenco, tenía tal talla humana, que
era capaz de levantar incluso productos de caspa vocacional en la pantalla con
su presencia entrañable. Chiquito le puso música a la intro de “Bonanza”, algo
que en otro hubiera sido un anatema, nos recomendaba que tuviéramos “cuidadín, cuidadín”, porque éramos unos torpedos pecadores (en esto llevaba razón,
aunque su lenguaje, minimizaba humorísticamente la estulticia de la especie). Don
Gregorio no superó la soledad. Cuando llega el verdadero dolor no nos sirven
los candemor, los dionenor, ni preguntarse ¿cómor? Después del último viaje, tan sólo queda la genialidad
de los grandes, los bendecidos que manejan la risa como arma arrojadiza frente
a tanto fistro como tenemos de
soportar a diario en la pantalla, mientras comemos, cenamos o defecamos y que; maldita sea la gracia que
tienen los jambos. Más falsos que el flequillo de Dioni, (en palabras del
maestro. A Don Gregorio la vida le ha hecho la caidita de Roma, como nos la hará
a todos algún día, Nos ha dejado solos, rodeados de personajes patéticos más peligrosos
que Pinocho haciendo el 69 (otra genialidad del malagueño). Se ha marchado un género
en si mismo, un creador irrepetible, dominador de la inflexión, del tiempo
muerto (el timing, dicen los
entendidos). La anécdota elevada a la categoría de interminable. Donde quiera que
estés, Chiquito, líbranos de esos fistros
pecadores que nos rodean
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
The Extraordinary Tale. 2013
Título original The Extraordinary Tale of the Times Table Año 2013 Duración 79 min. País España Director José F. Ortuño , Lau...
-
Se nos ha ido uno de los grandes. Se ha marchado con ese silencio humilde y sin estridencias...
-
La primera vez que lo vi, me pareció un maikeljakson desvencijado o un paciente aquejado de ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.