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miércoles, 28 de octubre de 2015

Bertín versus Herrera. Televisión de calidad

                                 

Me lo habían recomendado gentes de bien (no de las otras). Ratificado por gente de orden (no de los otros). Conocedores de mi reticencia vocacional ante la tesitura de perder latidos de minutero a golpe de bazofia televisiva, visionando programas con vocación de fango. Pero fue la insistencia de gente de enjundia (no de los otros) la que me llevo a curiosear (vía zapping) el programa conducido por Bertín Osborne llamado “En la tuya o en la mía”. Como presumo de natural desconfiado (cosas de la edad) tiendo a escapar de los personajes poliédricos. Léase: aquellos que desempeñan diversos oficios, teatro, música, presentadores, etc. El motivo es que (incluyendo al mismo Da Vinci) que no terminó de cuajar parte de sus inquietudes, el llamado “Síndrome de Hombre del Renacimiento” esconde con certeza algún gazapo visceral o carencia de los aludidos, dada la imposibilidad estadística de hacerlo todo bien.

Lo que descubrí (Ah, incrédulo de mí) fue un programa de televisión con un alto nivel de realización, capacidad de entretenimiento y capaz de producir adicción durante su desarrollo. Lo que encontré cuando metí la mano (como Santo Tomas, no como los corruptos) fue que el desparpajo que se gasta el Osborne en su cotidianidad, abre camino a entrevistas cercanas, anecdotario atrayente y momentos humorísticos, que se agradecen entre las histerias patológicas de los “gran hermano” o las aberraciones mediáticas de “Salvamé” y demás morralla. En este lance Bertín jugaba; es evidente; con notable ventaja. El invitado era un comunicador de raza, master en escatología mediática y veterano en diversos lances, amén de poseer el gracejo propio de su terruño (esto no es un tópico), y una habilidad para narrar capaz de venderte humo (y que le des las gracias). Un maestro de la socarronería vocacional. Bertín se mueve como pez en el agua. Se ha convertido en la mosca cojonera para determinados poderes debido a su capacidad (y voluntad) de decir lo que piensa. Y de hacerlo con datos en la maleta, y en modo probatorio, asunto bastante molesto para los apoltronados. La espontaneidad del conductor mixturada con la bonhomía sarcástica y riqueza de verbo del entrevistado, capaz de hilvanar una leve anécdota y adornarla hasta el infinito sin causar tedio, ni bostezo. 

Este programa es la prueba fehaciente de que se pueden acometer productos de calidad entre tanta zafiedad, necedades folclóricas o fallidos y anulados intentos de subir el share. Cuando no soflamas o panfletos, pagados por el partido de turno, con presentador chachi-piruli que nos enseña como debemos pensar y quienes son los buenos de la película. “En la tuya o en la mía” entretiene. Posee el ritmo y el montaje apropiados para hacer pasar un rato agradable frente a la pantalla. La entrevista con Herrera ha puesto muy alto el listón. Frente a las ventosidades de Kilo Rivera o los inmundos manejos bajo el edredón que abanderan otras cadenas, Tve responde con un formato de calidad, fluido en sus formas y certero en su contenido, para ofrecer un rato de buena televisión. Sumando lo que ganan a la semana los patéticos bufones de “gran hermano” o los nauseabundos contertulios de “Sálvame” se podrían realizar unos cuantos programas de calidad. Echen las cuentas.

The Extraordinary Tale. 2013

Título original The Extraordinary Tale of the Times Table Año 2013 Duración 79 min. País  España Director José F. Ortuño ,  Lau...