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jueves, 29 de octubre de 2015

Un concejáh de Mijah. El Catetismo Ilustrado

                                               



Este personaje, adscrito a esa nueva hornada de políticos, que considera que presentarse en las instituciones con estética abertzale (léase flequillo cortado a bocado de caballo), escasa higiene y con una camiseta de cuando era adolescente, es una actitud de trasgresión que te rilas. El mozalbete saltó a la palestra con una declaración de principios digna de figurar en aquellas viñetas de “13, Rue del Percebe”, donde el surrealismo campaba a sus anchas, retratándose con un manifiesto ágrafo y contumaz, de una gañanería militante. Durante un pleno del Ayuntamiento de Mijah, se debatía el nombre de una calle que debía llamarse “Del Descubrimiento”, asunto que al homúnculo (el del flequillo cortado a bocados) no debió parecerle de recibo. A continuación comenzó un discurso, antología de la bizarrez y la tontería vocacional, entre titubeos vocales (e intelectuales), con diversos cortes de riego sanguíneo en el ¿cerebro? El botarate; con estética de la película Apocalypto; vomitó un discurso rancio ya en su origen y putrefacto antes de nace, sobre el consabido genocidio de indígenas hace quinientos años. Añadió toda la parafernalia que un sector frenopático de nuestra política abandera como causa, obviando su relatividad histórica, olvidando visitar las bibliotecas en lugar de las escuelas de adoctrinamiento en estupidez. Al parecer a su grupo político no le gusta el nombre por sus resonancias imperialistas y proponen el nombre de “Calle Villa Romana” como alternativa al imperialista y malvado topónimo El personaje es autor del interesante trabajo “Negación punk en la sociedad vasca”. Inapreciable e imprescindible aportación al desarrollo de la cultura occidental. Por que el menda en cuestión es Doctor en Antropología y Profesor Universitario.

Al alcalde se le puede perdonar su gazapo al contestarle que los romanos invadieron España (sic). De su profesión no depende la formación de futuros ciudadanos, aunque merezca un tirón de orejas. Lo que invadieron los romanos se llamaba Península Ibérica (la Iberia de los griegos) y que a manos de aquellos “imperialistas” pasó a denominarse Hispania (vía fenicios). A parte de estos menesteres, el personaje, antiguo jurador de bandera en los cuerpos especiales; dedica sus ocios a la realización de un diccionario andalú, en el cual el se denominaría Huan Porrah en lugar de Juan Porras, aunque las lenguas difamatorias le refieren como “Juan Porro” o “Juan Chorras”. Elaborando unas normas ortográficas lunáticas, donde se aproxima a la jitanjáfora, desarrolla el habla de Andalucía como si se tratase de un idioma. Apoteosis del catetismo ilustrado, este Doctor en Antropología desconoce la diferencia entre dialecto, lengua y habla. Parece ignorar que la idiosincrasia de cada pueblo o ciudad en Andalucía utiliza diferentes fonéticas. Compendiarlas en un habla única, no sería otra cosa que una curiosidad visual, que reproduciría las peculiaridades sonoras de palabras del castellano, pronunciadas en cada zona. Lo shiento, pisha. Va a zé que noh.

miércoles, 28 de octubre de 2015

Bertín versus Herrera. Televisión de calidad

                                 

Me lo habían recomendado gentes de bien (no de las otras). Ratificado por gente de orden (no de los otros). Conocedores de mi reticencia vocacional ante la tesitura de perder latidos de minutero a golpe de bazofia televisiva, visionando programas con vocación de fango. Pero fue la insistencia de gente de enjundia (no de los otros) la que me llevo a curiosear (vía zapping) el programa conducido por Bertín Osborne llamado “En la tuya o en la mía”. Como presumo de natural desconfiado (cosas de la edad) tiendo a escapar de los personajes poliédricos. Léase: aquellos que desempeñan diversos oficios, teatro, música, presentadores, etc. El motivo es que (incluyendo al mismo Da Vinci) que no terminó de cuajar parte de sus inquietudes, el llamado “Síndrome de Hombre del Renacimiento” esconde con certeza algún gazapo visceral o carencia de los aludidos, dada la imposibilidad estadística de hacerlo todo bien.

Lo que descubrí (Ah, incrédulo de mí) fue un programa de televisión con un alto nivel de realización, capacidad de entretenimiento y capaz de producir adicción durante su desarrollo. Lo que encontré cuando metí la mano (como Santo Tomas, no como los corruptos) fue que el desparpajo que se gasta el Osborne en su cotidianidad, abre camino a entrevistas cercanas, anecdotario atrayente y momentos humorísticos, que se agradecen entre las histerias patológicas de los “gran hermano” o las aberraciones mediáticas de “Salvamé” y demás morralla. En este lance Bertín jugaba; es evidente; con notable ventaja. El invitado era un comunicador de raza, master en escatología mediática y veterano en diversos lances, amén de poseer el gracejo propio de su terruño (esto no es un tópico), y una habilidad para narrar capaz de venderte humo (y que le des las gracias). Un maestro de la socarronería vocacional. Bertín se mueve como pez en el agua. Se ha convertido en la mosca cojonera para determinados poderes debido a su capacidad (y voluntad) de decir lo que piensa. Y de hacerlo con datos en la maleta, y en modo probatorio, asunto bastante molesto para los apoltronados. La espontaneidad del conductor mixturada con la bonhomía sarcástica y riqueza de verbo del entrevistado, capaz de hilvanar una leve anécdota y adornarla hasta el infinito sin causar tedio, ni bostezo. 

Este programa es la prueba fehaciente de que se pueden acometer productos de calidad entre tanta zafiedad, necedades folclóricas o fallidos y anulados intentos de subir el share. Cuando no soflamas o panfletos, pagados por el partido de turno, con presentador chachi-piruli que nos enseña como debemos pensar y quienes son los buenos de la película. “En la tuya o en la mía” entretiene. Posee el ritmo y el montaje apropiados para hacer pasar un rato agradable frente a la pantalla. La entrevista con Herrera ha puesto muy alto el listón. Frente a las ventosidades de Kilo Rivera o los inmundos manejos bajo el edredón que abanderan otras cadenas, Tve responde con un formato de calidad, fluido en sus formas y certero en su contenido, para ofrecer un rato de buena televisión. Sumando lo que ganan a la semana los patéticos bufones de “gran hermano” o los nauseabundos contertulios de “Sálvame” se podrían realizar unos cuantos programas de calidad. Echen las cuentas.

lunes, 19 de octubre de 2015

Willy Toledo, el cantamañanas

                                 


La carrera mediática del ciudadano Toledo ha seguido un sendero inversamente proporcional a su otra querencia (la actoral), hoy en día tan fosilizada que el más experto paleontólogo tendría mucho trabajo para seguir su estela. El ciudadano Toledo ejerce de cantamañanas vocacional para su particular (y escasa) parroquia. Lo hace sin vergüenza (propia, ni ajena) con un discurso mostrenco y zascandil, que desconoce la mesura. Nunca fue precisamente un intérprete del Actor´s Studio. El ciudadano Toledo ha confundido el método Stanislavski con el método Stalinlasvky. Cosas de la fonética (y del analfabetismo), de eso el ciudadano Toledo y su parroquia también poseen en abundancia. El genocidio practicado por los taimados conquistadores, consistió fundamentalmente en sustituir la religión de un pueblo imperialista que masacraba; arrancando el corazón; a los pueblos oprimidos y practicaba el canibalismo ritual, por otra que predicaba el amor al prójimo (que cabronazos, oye). Quizás este sea el problema del ciudadano Toledo, que ha demostrado una inquina selectiva hacia determinadas religiones. Tal vez para evitar encontrarse una gumia en el cuello si extendía su discurso mas allá.. Las razones de espacio obligan a no enumerar la cantidad de verdades a medias que contienen las soflamas de estos pamplinas. Para eso están las bibliotecas. Desear daño o muerte a terceros, es de mal nacido y denota espécimen de baja cuna. Son muchos los habitantes del terruño, que consideran la monarquía un sistema obsoleto y vestigio de la estructura medieval de la sociedad, pero manifiestan sus ideas con respeto democrático y en los cauces apropiados. No en las cloacas esperpénticas de la seudo-intelectualidad y la caspa militante. El ciudadano Toledo gasta aspecto de revolucionario de salón, de gurú menesteroso, con escaso afecto por la ducha o la lavadora. Es el look impostado, que asume parte de la progresía casposa de todo a cien, con trazas de meterse hasta las rayas de los pasos de cebra. En esta piel de toro sobran titiriteros inadaptados, abanderados de la mediocridad, a los que solo le falta el bolso de artesanía indígena para salir en las enciclopedias cuando buscamos: Progre trasnochado. Hay que escapar de la ignorancia contumaz que este “Mester de progresía” derrama a su paso, como juglares hábiles en la mendacidad y lo trivial. En este país sobran los salvadores, los revolucionarios de mesa camilla, los militantes de primera fila que tras la manifestación retornan a su mansión de lujo y nivel de vida capitalista. El postureo de quienes tienen inmobiliarias a golpe de talonario político y desde la pantalla, con instruida villanía,  echan pestes del sistema que están explotando. A estas alturas pensar que durante el 12 de Octubre algún ciudadano está celebrando la colonización es un absurdo histórico. Observar el mundo de hace quinientos años con ojos actuales, otro error garrafal. A nadie se le ocurre que al cantar La Internacional, alguien está celebrando los fusilamientos de las niñas zarinas durante la revolución rusa, las refinadas torturas en las chekas milicianas o el genocidio sistemático de los Gulag. Un dislate enciclopédico. Llama la atención que el ciudadano Toledo y demás cofrades, abanderen esa querencia por la historia pasada, frente a la voluntaria ignorancia respecto a lo que sucede actualmente con los sucesores de aquellos indígenas. Pueblos oprimidos por dictaduras bananeras, encarcelados y tiranizados delante de sus narices. Lo más grave de este personal no es la falta de higiene, el odio; adoctrinado desde la cuna; la malicia integral o su interés en mantener la fractura de las dos Españas de Machado. Desarma esa fascinación por la mediocridad, esa vocación de fango o el analfabetismo asumido como una celebración vital. Esto si es para mear y no echar gota. “Cosas veredes, Sancho amigo. Si han de gobernarnos esta kasta de malandrines, villanos y grande bellaquería”...

viernes, 9 de octubre de 2015

Ana Diosdado. La soledad del cómico

                          

Hay algo de efímero en las andanzas del cómico. Fugacidad que comparten artes como la música, la danza o el teatro. Ese instante mágico que solo es posible atrapar, cuando llega por vía directa al espectador que ocupa la butaca. Ninguna grabación puede reproducir la intensidad del instante, la energía transmitida, inatrapable y única. Ana Diosdado eligió esta profesión; en cierto modo ingrata; llena de luces y sombras. Lo hizo desde una carrera inacabada de Filosofía y Letras, pasando por la literatura como vocación para quedar finalista del premio Planeta con “En cualquier lugar, no importa cuando”, con veinticuatro años. A una edad en que otros andan deambulando sin rumbo por los senderos de la vida, ya había decidido su camino, actuado en la compañía de Margarita Xirgu y escrito otro libro “Campanas que aturden”.  Su mayor éxito quizás fue la obra “Olvida los tambores” (premios Mayte y Foro Teatral) una denuncia de la hipocresía social y la imposición de normas estrictas, que se convierte en espejo de la sociedad de inicios de los setenta, manejando un lenguaje rico y contenido, llegando casi a quinientas representaciones. Le tocó vivir años difíciles en aquella España pacata y garbancera. Un país de doble y triple moral, donde una serie como “Anillos de Oro” levantó ampollas y sirvió para que se rasgara las vestiduras lo más añejo de los sacrosantos valores patrios. Tan solo 13 capítulos para enfrentarse a una nación constreñida por el hisopo y el fajín cuartelero. Por aquella recordada serie desfilaron algunos de los grandes; inmerecidamente olvidados, como José Bódalo o José Mª Rodero. La sintonía de Antón García Abril pasó a formar parte de la historia de nuestra televisión. El éxito se repetiría con “Segunda Enseñanza”. Ana caminó entre los escenarios, la creación teatral, el guión, la faceta literaria o periodística (vocación más fuerte que la interpretación) reinterpretó su entorno y la visión del teatro (su obra El Okapi tenía 19 personajes) e incluso el mismo lenguaje dramático. Obras valientes como “Los Comuneros”, una parábola social estrenada al final de la dictadura, camuflaban bajo el teatro histórico la crítica sociopolítica y el uso despótico del poder. Lúcida metáfora de la voluntad del pueblo contra las imposiciones. El elenco que estrenó la obra en 1970 es una antología de lo más granado de nuestro teatro: María José Alfonso, Juan Diego, Jaime Blanch, Mercedes Sampietro, Emilio Gutiérrez Caba y Pastor Serrador.
Entonces Buero Vallejo era el gurú de la dramaturgia histórica (Un soñador para un pueblo, Las Meninas, El Concierto de San Ovidio). Se trataba de  un teatro complejo por el número de escenas y elevado número de actores, impensable hoy en día. La Real Academia la honró con el premio Fastnrath por su innovación en el lenguaje de los personajes. En su calidad de dramaturga, fue una rareza en un mundo mayoritariamente masculino. Por su atrevimiento en los temas de sus series televisivas, una pionera que demostró su coraje ante una sociedad que avanzaba lentamente hacia el cambio, lastrada por los fantasmas de la ignorancia. Le sorprendió el final del camino cuando triunfaba dirigiendo su última obra sobre los escenarios. Una imaginativa colisión entre ¿cómo no? dos mujeres fuertes y combativas: Una mundana, escasamente mística, Teresa de Avila (espléndida María José Goyanes) frente al carácter indomable de la Princesa de Éboli. Un texto de tinte clásico, que ha pasado por los mejores festivales (Almagro, Alcalá, Cáceres) La cálida voz, aterciopelada, de Emilio Gutiérrez Caba, otro de los grandes de la edad de oro del teatro en Tv (Estudio 1), representa a San Juan de la Cruz. Su marcha nos ha dejado sobre las tablas, una obra que seguirá recorriendo, sin duda con éxito, los escenarios, aún en ausencia de su autora. Es la grandeza y miseria del cómico. En el escenario de la vida; igual que en el teatro;cuando baja el telón estamos completamente solos.




The Extraordinary Tale. 2013

Título original The Extraordinary Tale of the Times Table Año 2013 Duración 79 min. País  España Director José F. Ortuño ,  Lau...