reloj

www.cerotec.net

viernes, 10 de octubre de 2014

El perrito Excalibur




Tenía nombre de espada legendaria. El perrito Excalibur se ha marchado, sin saber nada del absurdo en que viven esos seres de dos patas que le alimentaban y cuidaban. Es cierto que percibimos cierta nobleza en las conductas caninas, aunque los puristas se rasguen las vestiduras por atribuir cualidades humanas a una mascota. También hay afecto en esa mirada que contempla mansamente a los que consideran su manada. Unos ojos, en los que a veces se puede leer la indefensión de criaturas que dependen para todo de nosotros. Una mirada que parece preguntar que papel juegan en medio de todos nuestros desbarajustes. Frente a nosotros, tienen la ventaja de no ser conscientes de si mismos. Desconocen su propia existencia y, afortunadamente, no saben que hay un final. Nosotros lo tenemos más crudo. Conscientes de nuestra caducidad, pero desconocedores de nuestras postrimerías. Para defender a Excalibur  se han echado a la calle asociaciones y amantes de los animales. Está bien. Todos defendemos que no se practique ningún tipo de crueldad con los animales. Pero este no era el caso. Nos movilizamos para proteger a un animal, pero en África llevan años muriendo personas, devastados por la enfermedad, en la calle, desnudos. Sin el último consuelo de sentir un contacto humano. No nos hemos manifestado. Nos bombardean a diario con noticias sobre muertes, destrucción, violaciones de derechos, que nos resultan lejanos. No nos hemos manifestado.  Ahora tenemos en nuestras puertas lo que creíamos pertenecía a otro mundo, hasta el punto que las farmacéuticas ni siquiera se habían preocupado de este problema. No hubo ninguna manifestación. Somos una especie capaz de salir a la calle, por alguna absurda y vergonzante movida futbolística, mientras seguimos consintiendo que cuatro rufianes se estén llevando millones. Nadie se echa a la calle para exigir que no terminen sus condenas hasta que devuelvan el dinero. Vivimos un inmenso dislate. Hace tiempo que perdimos el norte. Desensibilizados. Anestesiados de tanto ver repetidos los mismos hechos, no reaccionamos. No se nos cae la piel a tiras ante tanta desgracia y dolor. Hemos perdido la medida de las cosas a base de ignorarlas. Que inmensa razón barajaba Marx (Groucho, no el otro), cuando pedía que se parase el mundo, para poder bajarse. Desde ese lugar adonde vayan los perritos, Excalibur nos estará observando. Atónito. Sin comprender nada. Ni nosotros somos capaces de comprendernos.

The Extraordinary Tale. 2013

Título original The Extraordinary Tale of the Times Table Año 2013 Duración 79 min. País  España Director José F. Ortuño ,  Lau...