Puigdemont se ha hecho caquita.
Travestido en caganet de pesebre, Puigdemont y sus esperpénticos secuaces han
optado por poner tierra por medio y abandonar (de momento) su sueño revolucionario.
Esta Corte de los Milagros se ha trasladado a otras latitudes, donde el clima
es más satisfactorio y pueden consumir chocolate a tutiplén, que contribuye a
segregar endorfinas. Puigdemont el revolucionario de salón, crucificado por Artur Más para llevar las
riendas del experimento; mientras él medraba a la sombra; meditando sobre sus
cuentas financieras. Puigdemont, el hombre de paja del nacionalismo rancio y
ágrafo. Una ideología bastarda que vive fuera del mundo, constreñida en los
límites de sus fronteras, ignorando la aldea global y los diversos mecanismos
económicos y sociales que necesitan las naciones para subsistir. Si se
visitaran más las bibliotecas, los ciudadanos comprenderían que el único
nacionalismo bueno es el inexistente.
Estas ideologías pasan por el
adoctrinamiento más pertinaz, la xenofobia intelectual y la discriminación más
radical. Cualquier nacionalismo parte de los conceptos de superioridad, algo
difícil de comprender contemplando la catadura de la plana mayor de esta efímera
república. y el de exclusión (esto sí se comprende al contemplarlos). El nacionalismo sacó a la calle a sus cachorros para ejercer la
violencia y romper el orden constitucional. Puigdemont, el golpista de saldillo,
manejaba con soltura su flequillo de niño zangolotino, mientras miraba por
encima del hombro a una democracia, que suponía en su delirio, débil y enfermiza. Aunque alguno
de sus correligionarios no se conoce exactamente hacia donde miran Los
nacionalismos coexisten con una venda permanente en los ojos. Son la cuna de
radicalismos, extremistas y sectarios. Aunque en este caso ha sido un pasillo
de comedias, valleinclanesco y más propio de una tira de Tex Avery.
Este jugar al ratón y al gato de los sediciosos de guardarropía, ha causado una profunda fractura social y
humana. Los únicos responsables son ellos, aunque algunos empiecen a escurrir
el bulto con camaleónica habilidad. Ada Colau, se escaqueaba en su última
entrevista televisiva para no contestar a la pregunta: ¿ Cataluña es una República y quien
es su Presidente? ¡Ay! Poderoso caballero es Don Dinero. Ahora al verle las
orejas al lobo, los nuevos Robespierres corren a ocultarse para no perder la
poltrona. No nos equivoquemos pensando que esto ha terminado y los responsables
de estos delitos serán sancionados. El sistema democrático en que habitan les
permitirá presentarse a las próximas elecciones y volver a aforarse. Lo mismo
que usted y yo cuando cometemos cualquier felonía. Nos crujen directamente, nos
sodomizan muy lindamente y a tomar por el envés. ¡País!