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lunes, 23 de febrero de 2015

50 Bodrios de Grey

                                                 












Lo confieso (mea culpa). No he ido a ver 50 Sombras de Grey. No pienso hacerlo (ni de gratis). Ya tuve bastante ración de inanidad y vacío con su referente narrativo. Literatura para gañanes de líbido efervescente y/o féminas de vida sexual menesterosa. No hay otro modo de acercarse a semejante banalidad conceptual. Con frecuencia bajo la etiqueta de Best Seller se agazapa una suerte de producto alimenticio. Literatura fast food, digestión rápida para vacaciones a la sombra de los pinos (como en la canción). Esta narrativa de cordel, ligera de cascos (y de léxico) puede resultar gratificante cuando el autor consigue hilvanar argumentos leves, pero adictivos. Inanes a la par que sugerentes. Sucedió así con dislates como El Código Da Vinci, basado en las profundas“investigaciones “ del libro: El Enigma Sagrado, y que fue el origen del fenómeno literario de “los hijos pródigos”. Novelas nacidas a la sombra de grandes éxitos editoriales, que imitan preferentemente los defectos de aquellas. El orbe narrativo se inundó de teorías disparatadas y Da Vinci fue masacrado y diseccionado in vitro, en  productos  cada vez más casposos. Surgieron códigos secretos a porfía, secretos templarios hasta en el papel higiénico, estirpes perdidas, reliquias ocultas y secretos arcanos que harían tambalearse el orden establecido. Este fenómeno no era novedoso en los foros culturetas. 
Tras el éxito de la excelente propuesta de El Nombre de la Rosa, señero compendio de erudición y subyugante thriller, surgieron a su sombra, un racimo de detectives históricos. Monasterios, abadías donde la oración era sustituida por otros menesteres más mundanos y menos píos. Solo faltó un detective cañí; moreno de verde luna; que realizase sus pesquisas en el Sacromonte a golpe de bulería, exhibiendo tatuado “amor de madre” en el antebrazo. La saga del mago juvenil Harry Potter también sufrió de este tipo de sucedáneos, que crecen como setas, alimentándose del éxito ajeno. El inesperado ascenso al Olimpo de las superventas de un texto como 50 Sombras de Grey, pone sobre el tapete la coartada de un extraño híbrido que algún iluminado bautizó como “literatura erótica para mujeres”. Nada más lejano de la realidad. El texto infumable es intensamente antierótico y vocacionalmente falocrático. La definición que hace de si misma esta protagonista desnortada, para definirse en el epílogo de un escarceo amoroso nos da una idea del pelaje de la novela. Rememoren la canción La Bien Pagá y cambien en participio verbal por otro mas descriptivo. Esta trilogía de Gray; de escritura farragosa, carece de verdadera relación afectiva y humana entre los protagonistas,que poseen todo el tiempo de mundo para dedicarlo a sus perfomances. No hay nada inédito en estas páginas. Ningún descubrimiento del Nuevo Mundo en las escenas -presuntamente de alto voltaje- lo que hace más difícil comprender que adultos con relaciones equilibradas y satisfactorias puedan bucear en estas páginas a la búsqueda de acrobacias impensables o técnicas amatorias secretas. Estos libros son un tostón de qualité. Forman parte de esa literatura que el lector agota por darle una oportunidad de redención al resto de las páginas, por mas harto que se encuentre de “la diosa que hay en mí”. Si eliminamos la morbosa atracción por descubrir escenas de dominación y sumisión al macho; de improbable atractivo para un lector equilibrado; nos queda un bodriete un poco meapilas. Bien analizado ni penetra (si se me permite el juego de palabras) en el lado oscuro, y además naufraga como literatura de alto voltaje. A su sombra han empezado a nacer productos, donde priman las cadenas, esposas de diseño y demás parafernalia, junto a iconos de mujer sumisa o títulos que evocan esclavitud femenina. Una gozada. Si a esto le añadimos que quienes no se acerquen a esta lectura asepticamente (desde una perspectiva unicamente literaria) deberían meditarlo detenidamente. Para aquellos a quienes les pone este tipo de argumentos, simplemente aclararles que se están deleitando con una parafilia. Es decir con algo enfermizo, patológico, con diagnostico psiquiátrico, en el extrarradio de los parámetros de normalidad. Por si no se habían percatado.




The Extraordinary Tale. 2013

Título original The Extraordinary Tale of the Times Table Año 2013 Duración 79 min. País  España Director José F. Ortuño ,  Lau...